sábado, 13 de noviembre de 2010

A 160 años de la muerte de Robert Louis Stevenson


Reflexiones de Stevenson sobre la novela

Cualquiera puede escribir un cuento, un mal cuento, quiero decir, si tiene industria, y papel, y tiempo suficiente; pero no todos pueden esperar escribir una novela, ni siquiera mala. La extensión es la clave. Un novelista aceptado puede construir y derribar su novela; pasar días con ella en vano, y no escribir más de lo que tacha. Un principiante no. La naturaleza humana tiene ciertos derechos: un instinto, el de supervivencia, prohibe que nadie, sin verse animado y apoyado por la conciencia de victorias previas, pueda soportar las miserias de un esfuerzo literario baldío mas allá de periodos que se pueden medir en semanas. La esperanza necesita un suelo para arraigar. El principiante necesita una buena brisa, encontrar una veta afortunada; debe estar en una de esas horas en que las palabras vienen y las frases se equilibran solas, y eso para empezar. Y, habiendo empezado, ¡qué terror cada mirada hacia adelante hasta que el libro se acaba! ¡Cuánto tiempo debe seguir soplando esa brisa, siguiendo esa veta! ¡durante cuánto tiempo debe seguir al mando de esa misma calidad de estilo! ¡Durante cuánto tiempo debe mover sus marionetas, siempre vitales, consistentes, vigorosas! Recuerdo que, en esos tiempos, solía mirar todas las novelas de tres volúmenes con una cierta veneración, como una hazaña, si no literaria, al menos de resistencia física y moral, del coraje de un Ayax. (Stevenson)

jueves, 11 de noviembre de 2010

La historia del amor de Nicole Krauss


Esta es una novela que conmueve, que enhebra historias diversas a la manera de Paul Auster. “La historia del amor” es un laberinto de vidas que giran en torno a un libro escrito en tiempos de guerra.
Y también es la historia del viaje de regreso de ese libro a su dueño y de las múltiples escrituras que él propicia.
Entre las historias que se cuentan está la de Leo Gursky, un cerrajero polaco que ha huido de la persecución nazi en Polonia y ha recalado en New York. Es anciano y escribe mientras lamenta la pérdida de Alma, su amor de juventud, que ha emigrado a América y se ha casado con otro polaco que ha adoptado al hijo que llevaba en su vientre.
Es la historia de Isaac Moritz, el hijo que no conocerá a su padre, escritor famoso y la de Alma Singer, una adolescente que oficia de detective para encontrar las pistas que la lleven al origen del libro “La historia del amor”, comprado por su padre en Buenos Aires y que su madre ha recibido el encargo de traducir.
Es también, la el hermano menor de Alma, Bird, que junta dinero vendiendo limonada para viajar a Israel y convertirse en santo.
El Holocausto aparece como eco de esas vidas que se han reconstruido lejos de la propia tierra pero que ha determinado el desarraigo, la soledad, la incomunicación, el dolor. Historias despedazadas que, al rearmarse fuera del hogar van dejando vacíos como las piezas incompletas de un rompecabezas.
Y también es la historia de Zvi Litvinoff, otro judío polaco que, afincado en Chile, se apropia del libro que su amigo Leo Gursky le ha confiado antes de separarse.
Una novela que teje la historia circular de un libro que se pierde en la diáspora de la guerra y llega a través de complejos recorridos de regreso a su autor.
Nicole Krauss crea personajes complejos y entrañables a través de una novela hecha de escrituras de libros, de diarios, de memorias, de cartas. Una novela de esas que se leen con fascinación.